El 11 de
abril de 1870, Justo José de Urquiza cae asesinado en su residencia en el
Palacio San José. Ese mismo día, también son asesinados en Concordia sus hijos
Justo Carmelo y Waldino.
El autor
intelectual del crimen, el general Ricardo López Jordán, se hace elegir
gobernador de Entre Ríos tres días después, y Domingo Faustino Sarmiento, por
entonces presidente, lejos de reconocerlo como tal, afirma que es inadmisible
que el criminal se beneficie con los resultados de su delito, y envía una
fuerza veterana de la guerra del Paraguay a combatirlo. Tras diversas acciones
en las que las montoneras jordanistas – alejadas de los disciplinados
escuadrones de Urquiza -, dan elusivas muestras de su movilidad, en 1871,
maniobran en Entre Ríos, al Norte de la línea Concordia – Paraná, mientras el
entonces denominado “Ejército Nacional”, lo hace al Sur. Es entonces que López
Jordán resuelve apoderarse de Corrientes, donde el gobierno le es adverso pero
cuenta con el apoyo de los antiguos federales.
El
mandatario correntino, coronel Santiago Baibiene, concentra sus fuerzas en
Goya, y se le opone ocupando una posición en la ribera Sur de la laguna de
Ñaembé, a unos 12 kilómetros al Este de la ciudad, cortando los caminos que
conducen hacia la capital. (El historiador Roberto Antonio Lizarazu nos hace
saber que “ñaembé es una deformación de la palabra guaraní ña’ embe (con
apóstrofo y sin acento) que quiere decir plato”).
Mientras tanto, los federales correntinos, en número de 2.500, al mando del ex gobernador Evaristo López (derrocado por una asonada mitrista), como aliados de López Jordán maniobran desde Esquina hasta que ambos reúnen sus fuerzas en Curuzú Cuatiá. Desde allí marchan hacia Goya, franqueando el río Corriente por Paso Santillán. Como la fuerza de López marcha adelantada, vela el avance del entrerriano, al punto que Baibiene sólo toma conocimiento de su presencia el día de la batalla.
El 21 de
enero de 1871, López Jordán marcha sobre Ñaembé con 6.000 jinetes, 1.000
infantes y 9 cañones. Baibiene lo aguarda con 3.000 hombres – la mayoría son
infantes – y 6 piezas de artillería.
La acción
tiene características de combate de encuentros, porque la vanguardia jordanista
con efectivos de las tres armas, mientras el resto continúa la marcha en
columna unos 4 ó 5 kilómetros a retaguardia, va rechazando las fracciones de
Baibiene hasta llegar a corta distancia de la posición principal. En aquella
instancia, Baibiene avanza su infantería recibiendo a los elementos que se
repliegan y, acto seguido, empeña el grueso de sus efectivos, atacando a la
vanguardia entrerriana que, aislada, es vencida y retrocede sobre la columna
principal mientras ésta trata de pasar a la formación de combate,
desorganizándola. Es entonces que un ataque frontal de la infantería correntina
al que se suma la carga sobre la izquierda de la caballería, consuma la derrota
de López Jordán, cuyas fuerzas son perseguidas hasta el río Corriente. Como
resultado, la montonera entrerriana tiene 500 muertos, 550 prisioneros, pierde
toda su artillería, 52 rodados e incluso una imprenta de campaña. El ejército
de Corrientes tiene 190 bajas entre muertos y heridos.
Hasta aquí
la batalla, escuetamente, como hecho militar descarnado, al que cabe realizare
hoy algunas apostillas a modo de interpretación actual.
En
principio, de los acontecimientos previos, las nuevas “historias oficiales” han
desarrollado esfuerzos ímprobos para rechazar las imputaciones contra López
Jordán referidas al asesinato de Urquiza. Según sus modernos apologetas, en
realidad su pretensión era capturarlo. Sin embargo, no sólo aparece obvio que
su muerte era un resultado mucho más definitorio a la hora de despejar el campo,
sino que el asesinato simultáneo de sus dos hijos – “angaú”, como se dice en
Corrientes, muy “amigos” de López Jordán, que no movió un dedo para evitarlo -,
refuerza la versión tradicional que lo sindica como lo que hoy llamaríamos “el
autor intelectual”.
En segundo
término, vale acotar algo sobre el refuerzo que brindan a Baibiene el
Regimiento 7 de Infantería de Línea, bajo el mando de Julio Argentino Roca, y
una Batería de Artillería comandada por Domingo Viejobueno (su nombre se asocia
hoy al del Batallón de Arsenales ubicado en La Tablada (Buenos Aires), asaltado en 1975 por el Ejército
Revolucionario del Pueblo, en el enfrentamiento abierto más cruento de aquellos
años entre el Ejército y la subversión).
La
participación de Roca y sus fuerzas, al parecer no es digna de destacarse. Sus
soldados eran reclutas y recularon bajo el fuego enemigo, al punto que se ve
obligado a “arrearlos” a fustazos para que no huyan. Alcanzado el triunfo, Roca
le obsequia su reloj a Baibiene, diciéndole que a partir de aquel momento será
él quien marque la hora en Corrientes.
Algunas
versiones recientes, pretenden también que existe una diferencia abismal entre
las armas jordanistas y las de las fuerzas de Baibiene. Sin embargo, es falso
que los soldados del Regimiento 7 estuvieran armados con Rémington, que sólo
entran en fuego el 9 de diciembre de 1873, en la batalla de Don Gonzalo, donde
López Jordán es aplastado definitivamente.
También se
afirma que los cañones de Viejobueno eran Krupp de retrocarga. Al parecer otro
error, porque los que adquiere la Argentina durante la Guerra del Paraguay, sí
eran Krupp, y rayados, pero de avancarga, y lo que Viejobueno había hecho era
recalibrar y estriar los viejos Napoleones de bronce que había en el arsenal.
Además, según Víctor Eduardo Barbanente, un estudioso de cuestiones artilleras,
no hay rastros concretos de cañones Krupp 1871, aunque sí de cañones con cierre
de desplazamiento lateral franceses “Berger”, modelo 1871, de 65 mm. Que –
Berger o Krupp – justamente hayan llegado a nuestro país ya en enero de ese
mismo año como para ser empleados en Ñaembé…o si se trataba de los krupp de
avancarga de 1865, son hipótesis a demostrar.
Con respecto
al armamento jordanista, seguramente era inferior. Hace unos años, en el Casino
del Cuartel de Bomberos de Goya, las paredes estaban decoradas con restos de
armas blancas que habrían sido excavadas en aquel campo de batalla. Aún con un
alto grado de deterioro, y pintadas de negro, podía verse que se habían cortado
sables de acero de Sheffield por la mitad para fabricar cortos facones. A uno
se le hacía punta y al otro se le remachaba una empuñadura. Realmente muy
pobre.
Después del
triunfo, con la imprenta de campaña capturada, Baibiene funda en Goya el diario
La Patria (según el historiador Diego Mantilla, los jordanistas no tenían esa
imprenta con fines editoriales, sino para usar el plomo de los tipos en la
fabricación de proyectiles). En sus escritos, Sarmiento se queja de que los
correntinos se quedaron con los “cañoncitos” de los entrerrianos, en vez de
entregárselos al poder central.
Referido al
papel del “azar” en relación con el encuentro, según las expresiones del
general Francisco Vélez historiando sobre Roca, es evidente que ambos bandos
carecieron de una exploración adecuada. Así los dos ignoran la cercanía del
otro hasta último momento.
Con respecto
al modo como se resuelve la acción. Cabe destacar que luego de Pavón, hay ya
evidencias que una infantería bien adiestrada en el uso de sus fusiles, está en
capacidad de diezmar y detener las cargas de la caballería. La guerra del
Paraguay – en la cual Baibiene y tantos otros correntinos se han batido -, ha
dejado veteranos suficientes como para despejar de los campos de batalla de
modo definitivo al amontonamiento de caballos y jinetes que cargan en masa,
imponiéndose por el peso de su fuerza bruta. La montonera ya no está en
condiciones de superioridad, porque, como dijo Eduardo Gutiérrez “al gaucho la
lanza se le cayó de las manos sin darse cuenta”. Ya no es posible cargar a lanza impunemente
contra las bocas de los fusiles. Lizarazu lo expresa de otro modo, recordando
un refrán según el cual “…a cada Pago Largo le llega su Ñaembé”.
Quizá sea
legítimo afirmar que en Ñaembé, los veteranos de la Guerra del Paraguay, con su
dura experiencia de combate, se imponen a quienes al no haber luchado en ella,
se han quedado militarmente atrás.
Carlos María Vargas Gómez
Junta
Provincial de Historia
Enrique Deniri
Junta
Provincial de Historia
diario Epoca
Pie de las
imágenes:
ü Foto 1
ü Foto 2
ü Croquis de la batalla de Ñaembé.
ü Foto 3
ü Pintura del goyano Enrique Pinaroli.
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Batalla de Ñaembe